Si creciste en los 90, seguramente bailaste al son de Sopa de Caracol, y te preguntaste qué decía el coro en un aparentemente pésimo inglés.
Pues resulta que no es inglés, sino que el clásico merenguero de la Banda Blanca es un cover de Chico Ramos escrito en Garífuna, la lengua de un grupo étnico descendiente de africanos y aborígenes arahuacos originarios de varias regiones del Caribe, y que reside hoy principalmente en Honduras.
La canción es tan famosa, que hasta los Fabulosos Cadillacs sacaron su propia versión… Y sí, nosotros tampoco nos imaginábamos a Vicentico bailando Merengue, pero pasó:
Lo que deberías saber del Garífuna:
Lo cierto es que el Garífuna es una lengua en extinción a pesar de tener un Hit Radial latinoamericano como ‘Sopa de Caracol’. Eso es algo tristemente común, pues se estima que una lengua muere cada dos semanas.
El Garífuna parecería estar tomando este camino, pues se estima que apenas quedan menos de 100.000 hablantes. Según la UNESCO, el 90% de las 2304 lenguas en peligro de extinción, (menos de 10.000 hablantes) y hay 200 de las que ya es difícil encontrar quienes hablen.
Pero el garífuna lucha por existir. Y el camino no está sólo en enseñar la lengua en las escuelas y recuperar el sentido de pertenencia, sino en hacer que el garífuna sea algo genial, como dijo el artista de Belice Andy Palacio.
¿Qué hizo Andy Palacio por el Garífuna?
En vez de simplemente luchar contra el sistema, contra las cadenas hoteleras y los monocultivos de palma africana, ha decidido crear experiencias en las que se comparta su cultura y costumbres invitando al extranjero y el nacional a hacer parte de ellas y no simplemente verlas desde fuera, y además, buscando evitar que otros se llenen de dinero con sus costumbres.
Uno de estos proyectos es el Punta Rock. La música Garífuna se basa en el sonido de los tambores y maracas para crear el “Punta”, uno de sus bailes tradicionales. La música ha sido central para la transmisión de la cultura tanto como las palabras.
Pero en el rescate de su cultura, artistas osados como Palacio han mezclado sus sonidos tradicionales con guitarras, teclados y cuernos, creando un sonido único e irresistible que ayuda a proteger la lengua.
Aunque Palacio falleció en 2008, su legado creó una llamarada que puede ser el secreto con el que los activistas musicales logren salvar la lengua de los Garinagu, como se llama a los miembros de esta cultura.
Es temprano para saber si el Garífuna sobrevivirá, pero la lucha de este pueblo por mantener sus costumbres y traerlas al mundo contemporáneo es una gran herramienta para esa lucha.